el péndulo boliviano
EL RETORNO DE LA ESTABILIDAD
Tras un año de caos y protestas que parecían haber fragmentado irremediablemente Bolivia, la victoria inapelable del MAS (55,10%) el 19/10/20 en unas elecciones con una participación del 88,4% constituye un desenlace esperanzador. Cabe esperar ahora que Luís Arce no cometa los errores del pasado copando el poder como lo hizo Evo Morales durante 14 años.
Sin embargo, las primeras señales que emite su gobierno con el arresto de su predecesora son preocupantes según los observadores de DD.HH.
Datos
Un caótico 2020
La salida de Evo Morales a raíz de las elecciones fraudulentas de 2019 provocó un vacío de poder que la senadora Jeanine Añez colmó al autoproclamarse presidenta en funciones.
Su política rupturista (despido masivo de funcionarios de la anterior administración, puesta en entredicho del laicismo del estado y posturas divisionistas) y su gestión de la pandemia le minaron el terreno. El retraso de las elecciones por motivos sanitarios volvió a desatar las protestas en Bolivia, dando la puntilla a su futuro político.
El legado de Evo
Impulsado por el auge de las materias primas, Morales desarrolló unas políticas sociales (nacionalización de servicios básicos y programas de ayuda) que redujeron la pobreza extrema del 38% al 17%. Transformó el régimen boliviano en un "estado plurinacional" para mayor satisfacción de la población indígena (62%).
Sin embargo, la recesión debida a la falta de diversificación del tejido económico, la intensificación del narcotráfico y el desvío de dinero público, con el caso del Fondo indígena, desgastaron su imagen.
Su afán por permanecer en el poder a pesar del "no" a su reelección en el referéndum de 2016 y la manipulación del Tribunal Constitucional que le autorizó a volver a presentarse indefinidamente evidenciaron su estrategia caudillista.